El cáncer de próstata es la segunda causa de cáncer más común entre los hombres en México y se caracteriza por ser detectado en etapas avanzadas. En 2019, se reportaron 26,742 casos nuevos y 7,457 muertes debido a este cáncer, convirtiéndolo en la decimoprimera causa de muerte en hombres mexicanos. Sin embargo, el número real de casos puede estar subestimado debido a la falta de registros epidemiológicos completos y a la tendencia a diagnosticar la enfermedad en estadios avanzados, lo que limita las opciones de tratamiento efectivo.

En respuesta a esta situación, en 2014 se implementó la campaña "OPUS" en el INCan, un programa de detección temprana diseñado para hombres de 45 años en adelante. A través de exámenes de PSA y consultas gratuitas con urólogos, se invitó a los pacientes a realizar una biopsia de próstata en caso de sospecha de cáncer de próstata (PSA > 4 ng/mL o un examen digital rectal anormal). Los hombres diagnosticados fueron clasificados en dos grupos: Grupo A (diagnosticados entre 2000-2014) y Grupo B (2015-2021, después del lanzamiento de OPUS).

 La muestra incluyó 2,759 pacientes, de los cuales el 48.9% correspondió al Grupo A (2000-2014) y el 51.1% al Grupo B (2015-2021). Antes de la campaña OPUS, el diagnóstico de cáncer de próstata en México presentaba una mediana de PSA de 32 ng/mL y la mayoría de los pacientes (60.2%) reportaban síntomas urinarios. Tras la implementación de OPUS, se observó un notable descenso en los valores de PSA en el diagnóstico y un incremento en los casos detectados en etapas asintomáticas (31.4% en el Grupo B frente a 19.9% en el Grupo A). Además, el porcentaje de hombres con enfermedad confinada a la próstata aumentó significativamente en el Grupo B (46% vs. 28%).

 En cuanto al tratamiento, después de la campaña, un mayor número de pacientes fueron elegibles para tratamientos radicales. La proporción de pacientes tratados con cirugía pasó del 12.8% en el Grupo A al 32.4% en el Grupo B, y aquellos tratados con radioterapia aumentaron del 28.4% al 49.6%. También se observó una disminución en las muertes por CaP en el Grupo B, lo que sugiere un impacto positivo de la detección temprana.

 El estudio resalta que el cáncer de prostata en México tiende a ser más agresivo que en otras poblaciones, lo que podría estar influido por factores genéticos y socioeconómicos. La falta de diagnóstico temprano y la alta proporción de casos metastásicos subrayan la importancia de programas de detección que se adapten a las características de la población mexicana. El impacto de la campaña OPUS demuestra que estrategias de detección temprana, incluso basadas en PSA y exámenes físicos, pueden reducir la tasa de enfermedad avanzada y mejorar las opciones de tratamiento.

 Finalmente, el estudio enfatiza la necesidad de continuar promoviendo la educación en salud y la concientización pública sobre el CaP en México. Se sugiere implementar programas de detección en todo el país, además de investigaciones adicionales para identificar posibles factores genéticos que podrían explicar el comportamiento agresivo del CaP en la población mexicana.

Si deseas leer la investigación completa liderada por el Dr. Miguel Ángel Jímenez Ríos, Jefe del Departamento de Urología Oncológica del Instituto Nacional de Cancerología, puedes consultarla aquí . 

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